Music, Sound, and Technology in America: A Documentary History of Early Phonograph, Cinema, and Radio

By Timothy D. Taylor, Mark Katz, and Tony Grajeda, editores
Duke University Press. Durham and London, 2012. 412 pages, $27.95.

Documentos de tiempos de cambios tecnológicos: testimonios en el nacimiento de la modernidad sonora. 

Actualmente escuchamos música o sonidos grabados en cualquier momento y lugar. Desde nuestros teléfonos celulares en donde sea que nos encontremos, desde nuestras computadoras cuando así lo deseemos, en grupo o en solitario, incluso nadando bajo el agua o en las alturas de una montaña aislada de toda civilización. Y todo eso ha llegado a parecernos normal. Pero esa "segunda naturaleza sonora" de la música grabada que se volvió evidente a fuerza de la costumbre fue el fruto de una revolución tecnológica y cultural que se dio entre fines del S XIX y comienzos del S XX. La presente reseña comentará el libro Music, sound, and technology in America: a documentary history of early phonograph, cinema, and radio que reúne documentos de esa época de cambios vertiginosos en la vida cotidiana a partir de la masificación de la música reproducida mecánicamente. Estos valiosos documentos seleccionados y comentados por Timothy D. Taylor, Mark Katz y Tony Grajeda tienen hoy el valor doble de ayudarnos a entender ese cambio cualitativo propio de la Modernidad y permitirnos reflexionar sobre lo que ocurre actualmente con los nuevos desarrollos tecnológicos.

El musicólogo italiano Franco Fabbri publicó en 1996 un libro cuyo título es elocuente: Il suono in cui viviamo (El sonido en el que vivimos). En el mismo puede leerse que “vivimos inmersos en el sonido” seguido de un dato que incluso para la época en que fue reeditado parece insuficiente: “estamos expuestos a más de tres horas diarias de música producida por altoparlantes” (2008:15). Varios estudiosos han abordado últimamente el fenómeno de la ubicuidad de la música grabada y sus consecuencias en las prácticas cotidianas. La musicóloga Tia De Nora ha analizado por ejemplo el impacto psicológico y social de las músicas reproducidas mecánicamente. El fruto de esa investigación es su libro Music in everyday life (2000) que integra una serie de estudios etnográficos sobre los usos de la música en clases de gimnasia aeróbica, sesiones de terapia musical y locales comerciales entre otros. La autora reconoce que “una de las primeras cuestiones que este proyecto tiene que afrontar es la cuestión de cómo la música es producida y distribuida dentro de ambientes” y que esto “es fundamental en los tiempos modernos donde la música mecánicamente reproducida y distribuida masivamente es tan ubicua como el control de la temperatura y la iluminación” (2000:19).

Este tipo de investigaciones que algunos comienzan a englobar en los denominados “Sound Studies” tiene también una vertiente histórica. Entre los pioneros en esta perspectiva puede mencionarse al inglés Timothy Day, quien repasó los primeros registros de música clásica en su país bajo la premisa de que “un siglo de grabaciones ha cambiado la forma en que escuchamos música y el modo en que ésta se interpreta, así como aquello que oímos, hasta un punto que sólo ahora comenzamos a entender” (2002:11). Por su parte, la investigadora francesa Sophie Maisonneuve examinó los cambios cualitativos en las prácticas musicales a partir del disco. Estudió para ello las revistas especializadas que surgieron en la década de 1920 encontrando allí evidencias de una nueva vocación de escucha, una patrimonialización inédita, una historización particular y una mayor accesibilidad de la música fruto del nuevo desarrollo tecnológico (2009). Otro libro fundamental en la línea histórica es el de Mark Katz titulado Capturing Sound: How technology has changed music donde analiza por medio de distintos estudios de caso lo que él denomina los “efectos fonográficos”: tangibilidad, portabilidad, (in)visibilidad, repetitividad, temporalidad, receptividad y manipulabilidad (2004).

No es de extrañar que el propio Katz esté involucrado en esta nueva obra que rescata documentos surgidos en los albores de la masificación de la tecnología de reproducción sonora. Los protagonistas de ese singular y convulsionado momento histórico son los que recuperan su voz a través de Music, sound, and technology in America: a documentary history of early phonograph, cinema, and radio. Se trata de inventores, músicos, cantantes, directores, compositores y oyentes en general que se encontraron entre los primeros en grabar o escuchar un sonido reproducido mecánicamente. Quienes “hablan” en este libro fueron testigos de un cambio lento pero irreversible en las vidas cotidianas ocurrido entre fines del S XIX y las primeras tres décadas del S XX. De este modo lo explica Taylor en la introducción general: “Este volumen captura la lenta transición hacia una sociedad de consumo enfocándose en la modernización del sonido en general y de la música en particular, describiendo el proceso por el cual la música evoluciona de algo que la gente hace fundamentalmente para sí misma o escucha en vivo, a una mercancía y objeto de consumo” (2012:3).

La antología de textos propuesta  tiene la virtud de hacer accesible una cantidad de valiosas fuentes primarias que incluyen entre otros cartas de lectores, artículos de revistas especializadas, manuales, publicidades, canciones y encuestas de opinión.  En muchos de esos textos se muestra el asombro, las esperanzas y los temores ante los primeros medios de comunicación masiva en momentos en que nada era seguro y todo parecía posible. La lectura de estos “fragmentos de vivencias” nos permiten asomarnos al pasado y tratar de entender la variedad de sentimientos que suscitaban estas experiencias con las novedades tecnológicas y que hoy apenas podemos imaginar.

El libro está dividido en tres partes: sonido grabado, cine y radio. Cada una de ellas cuenta con la introducción de un especialista (Taylor, Katz y Grajeda respectivamente) que pone en contexto los documentos que se transcriben luego y aportan un panorama de los estudios más recientes en la materia. Los textos están a su vez ordenados temáticamente y no de manera cronológica. Esta organización permite al lector la puesta en relación de varios artículos generando una constelación de sentido que no estaría en cada escrito por separado. Así por ejemplo bajo el título “El fonógrafo y la apreciación musical” se agrupan diversos pronunciamientos sobre el uso didáctico del aparato y en “Hombres, mujeres y fonógrafos” se reúnen comentarios sobre la relación entre el género del usuario y la apropiación de la nueva forma de consumo musical.

Los estudios preliminares a cargo de los editores ofrecen versiones breves de la historia de los desarrollos tecnológicos, algunas fotografías o piezas documentales además de un panorama de la diversidad de usuarios que poseían esos nuevos medios. En ocasiones, estos textos de presentación sirven además para explicitar los criterios con los que los documentos fueron seleccionados o hacer comentarios puntuales sobre algunos de ellos. Resulta espacialmente interesante cuando por medio de estas reseñas históricas se nos informa de prácticas que cayeron en desuso como ocurre con la deliciosa pintura que ofrece Grajeda sobre la variedad de sonidos que podían escucharse en las salas en la era del cine silente (desde lecturas, música hasta dramatizaciones de actores en vivo) que hacían que “el cine silente nunca haya sido realmente silencioso” (2012:138). O cuando Katz nos muestra lo incómodo que podía ser grabar los primeros cilindros o discos por medio de testimonios que relatan las largas y calurosas horas en el estudio, las incómodas gradas donde se ubicaba la orquesta o los desplazamientos de los que era víctima una cantante, quien era tomada del brazo por el “empujador amable” para que su voz se registrara sin dificultades en la precaria bocina de la era acústica (2012:84-93).

Pero además de informaciones fácticas o contextuales, Taylor, Katz y Grajeda aportan en sus presentaciones un actualizado estado de la investigación sobre la historia de los medios así como algunas herramientas hermenéuticas para entender ese momento crucial del desarrollo tecnológico. Taylor recupera por ejemplo la noción de “plasticidad” de Sterne (2003) para explicar el modo en que los inventos son luego puestos a prueba y definidos en su funcionalidad por los propios usuarios. No en vano, este volumen reproduce el célebre documento de 1878 en el que Edison imagina el futuro del fonógrafo en el campo de la grabación de discursos asignándole a la música el cuarto puesto en el listado de usos posibles (2012:29-37). A su turno, Grajeda propone un concepto tomado de otros historiadores del cine denominado "Intermediality” que sirve para explicar la complejidad de los consumos culturales a comienzos del S XX y sobre todo las continuidades que se daban con otras prácticas sociales ya existentes como el teatro o el circo (2012:140-141).

La gran mayoría de los documentos compilados en este libro están fechados entre 1870 y 1930. Esos sesenta años bastaron para cambiar para siempre el paisaje de las ciudades de todo el mundo en lo que a consumo de productos audiovisuales se refiere. A pesar de que desde el título queda clara la delimitación espacial de los documentos elegidos (“in America”) la lectura de los mismos puede generar curiosidad por saber qué ocurría con esas mismas experiencias fuera de los Estados Unidos. Es por eso que, sin pretender completar ni enmendar de ninguna manera este interesante libro, propongo un par de documentos que dan cuenta de cómo habrá sido esa experiencia de “entrar a la Modernidad” al ritmo de la música grabada en otras latitudes.

El asombro ante los nuevos desarrollos tecnológicos y el impacto en los vertiginosos cambios en las formas de vida parecían ser propios de los habitantes de las urbes de todo el mundo. Es posible citar como ejemplo de "caso argentino", la letra del tango denominado "La bicicleta". La autoría de esta canción es adjudicada al compositor y pianista argentino Ángel Villoldo uno de los pioneros del tango. Aunque es difícil fechar su creación, se sabe que el propio Villoldo la grabó en 1909 (Odeon Nº41606, matriz XBA 127). Con un tono humorístico propio de los primeros canciones del género, el poema de este tango se asemeja a algunos de las reacciones de los usuarios norteamericanos ante las nuevas tecnologías documentadas en el libro. La canción comentaba con cierta ironía el impacto de la bicicleta y otras novedades tecnológicas que alteraron el paisaje urbano a principios del S XX. Las últimas estrofas de ese tango de son las más divertidas e ilustrativas de lo que puede haber sido el “shock del progreso:”

En la época presente
no hay nada tan floreciente
como la electricidad.
 
El teléfono, el micrófono,
el tan sin rival fonógrafo,
el pampirulíntintófono,
y el nuevo cinematógrafo.
 
El biógrafo, el caustígrafo,
el pajalacaflunchincófono,
el chincatapunchincógrafo
y la asaúra hecha con arroz.
 
Todos estos nombres
y muchos más,
tienen los aparatos
de electricidad,
que han inventado
desde hace poco,
con idea que el mundo
se vuelva loco.

Este tango de comienzos del S XX ofrecía una crónica de la época e ilustraba con humor los cambios introducidos en la vida cotidiana a partir de ciertos desarrollos tecnológicos. No faltaban la mención al “cinematógrafo” o al “tan sin rival fonógrafo” junto a palabras inventadas como el “pajalacaflunchincófono” o el “chincatapunchincógrafo,” todos ellos inventos que parecían ideados para enloquecer el mundo.

En 1930, un artículo publicado en una importante revista argentina reseñaba las consecuencias de la novedad del cine sonoro con un título tragicómico: “El film sonoro hizo ‛sonar’ a las orquestas de los cines de Buenos Aires” (Caras y Caretas, XXXIII, Nº 1652,  31/05/1930:sn). Si se considera que la expresión “hacer sonar” significa “matar” para el habitante de Buenos Aires, el título aludía, de una manera cruel, a la crisis laboral que introducía el cine sonoro. Las orquestas que tocaban en vivo durante las funciones del cine silente no tendrían más trabajo. En el interior del artículo, se relevaban opiniones a favor y en contra del cine sonoro. Entre las que se oponían se destacaban los argumentos nacionalistas que consideraban que las películas, en su mayoría importadas de Estados Unidos, terminarían por perjudicar al músico argentino.

Similares argumentos nacionalistas y de preocupación por la pérdida de fuentes laborales de los músicos pueden encontrarse en el famoso texto de 1906 escrito por el compositor y director de banda John Philip Sousa. El mismo se titulaba “La amenaza de la música mecánica” y está reproducido en el libro que aquí se reseña (2012:113-122). Como sugiere Katz, gran parte de la inquietud de Sousa era motivada por la falta de leyes de derechos de autor que permitieran dilucidar cómo remunerar a los compositores por la música grabada (2012:375). Una vez resuelto el vacío legal en 1909, Sousa no sólo fue uno de los que más grabó con su banda en los primeros discos Victor, sino que llegó a elogiar el fonógrafo en un artículo titulado “Victrola and I” de 1921 (para más detalle ver Cañardo 2009).  Por todo esto, el interés en Music, sound, and technology in America no se limita a los estudiosos de la historia de los consumos culturales. Su mayor atractivo radica en la actualidad que algunos debates documentados en el libro podrían tener en la era digital. Es la historia, a través de este libro, la que nos interpela en nuevos escenarios de desequilibrios y son aquellos testimonios los que nos llaman a reflexionar sobre el tiempo de cambio que nos tocó vivir.

Referencias

Cañardo, Marina. 2009. “De la menace au star system: les musiciens et le disque  au début de l’ère discographique.” En Les musiciens et le disque. París, AIBM – AFAS:39-53.

Day, Timothy. 2002. [2000]. Un siglo de música grabada. Madrid: Alianza.

De Nora, Tia. 2000. Music in Everyday Life. Cambridge: Cambridge University Press.

Fabbri, Franco. 2008. [1996]. Il suono in cui viviamo. Saggi sulla popular music. Torino: Saggitore.

Hennion, Antoine. 2002. La pasión musical. Barcelona: Paidós.

Katz, Mark. 2004. Capturing Sound: How Technology Has Changed Music. Berkeley: University of California Press.

Maisonneuve, Sophie. 2009. L’invention du disque, 1877-1949: genèse de l’usage des médias musicaux contemporains. Paris: EAC.

Novati, Jorge, ed. 1980. Antología del tango Rioplatense. Vol 1: Desde sus comienzos hasta 1920. Buenos Aires: Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega.”

Sterne, Jonathan. 2003. The Audible Past: Cultural Origins of Sound Reproduction. Londres/Durkham: Duke University Press.

Taylor, Timothy D., Mark Katz, y Tony Grajeda, eds. 2012. Music, Sound, and Technology in America: A Documentary History of Early Phonograph, Cinema, and Radio. Londres/Durkham: Duke University Press.